Quienes la sufren suelen mostrarse predispuestos a considerarla como una enfermedad.
Sin embargo, la ansiedad es un mecanismo natural de nuestro organismo que nos ayuda a afrontar las amenazas del entorno.
La ansiedad es una respuesta emocional que se activa cuando nos sentimos amenazados o bajo estrés y nos ayuda a dar respuesta a esos peligros.
¿Cuándo se convierte la ansiedad en un problema?: la ansiedad patológica
La respuesta emocional puede tener diferentes intensidades y duraciones. No es lo mismo experimentar una preocupación o un nerviosismo leve, que experimentar altos niveles de ansiedad que nos hacen sentir desbordados, como cuando experimentamos ataques de pánico o fobias.
La ansiedad sana es la reacción emocional del organismo ante situaciones de amenaza. Sin embargo cuando experimentamos reacciones desproporcionadamente intensas y duraderas en situaciones que no suponen, de hecho, un peligro tan serio, hablamos de ansiedad patológica.
Es decir: la frecuencia, duración e intensidad con la que experimentamos episodios de ansiedad no adaptativa son las variables que influyen en que consideremos la ansiedad como una respuesta sana o una patológica.
En esos casos, la ansiedad constituye un serio trastorno para el mantenimiento de nuestra salud y bienestar emocional.
Diferencia entre enfermedad y trastorno
Que sea un trastorno no quiere decir que sea algo menos grave que una enfermedad médica ya que afectan significativamente la calidad de vida de las personas.
Una enfermedad es una condición médica causada por una lesión, una enfermedad infecciosa o alguna anomalía en el funcionamiento de nuestro cuerpo.
Un trastorno, por otro lado, se refiere a una afección que afecta a nuestra salud mental o emocional.
La ansiedad, por tanto, es un trastorno que se origina a partir de una combinación de factores y produce una serie de síntomas que afectan a nuestra salud mental y emocional.
Las causas de un trastorno pueden incluir factores biológicos, psicológicos y ambientales. Las consecuencias pueden dar lugar a desajustes a nivel cognitivo, conductual y psicofisiológico.
Igualmente, la presencia de pensamientos negativos asociados a situaciones percibidas como amenaza, así como las consecuencias y la afectación en el ánimo y en la conducta de la persona, que tengan dichas situaciones, influirán en la gravedad con la que se manifiesten las alteraciones y trastornos producidos por un cuadro de ansiedad patológica.
¿Qué desajustes provoca la ansiedad patológica?
La ansiedad patológica puede causar una variedad de desajustes en el cuerpo y en la vida de la persona.
Entre otros:
Problemas físicos: dolores de cabeza, tensión muscular, problemas gastrointestinales, sudoración, palpitaciones, desregulación del sueño…
Problemas emocionales: tristeza, irritabilidad, baja autoestima…
Problemas cognitivos: dificultades en la atención y la concentración, pérdidas de memoria a corto plazo, rumiación cognitiva, preocupación excesiva, aprensión ansiosa…
Problemas comportamentales: evitación de situaciones temidas, inquietud motora, aumento del consumo de tabaco, comida, bebida o sustancias tóxicas… Además, puede interferir con la vida social y afectar al rendimiento en el trabajo y en la capacidad de tomar decisiones.
No todas las personas muestran los mismos síntomas, sino que cada persona exhibe un conjunto de síntomas típicos en función de diversos factores (historial de aprendizaje, predisposición genética, etc.)
Pero ¿cómo se produce la ansiedad en el organismo?
En la profundidad del lóbulo temporal del cerebro se encuentra una agrupación de neuronas con forma de almendra, llamada amígdala. Precisamente su nombre proviene de la palabra griega que significa “almendra”.
La información que nuestros sentidos captan del medio ambiente se dirige, entre otros sitios, a dicha estructura. La amígdala activa la alerta para buscar en dónde está el peligro.
La amígdala juega un papel determinante en la regulación de nuestras emociones y en la respuesta que damos al miedo y a la ansiedad. Digamos que la amígdala actúa como una alarma cerebral frente al miedo.
Una vez que la amígdala se activa, envié información al hipotálamo, activando sé lo que se denomina el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal, qué es el encargado de activar el sistema nervioso autónomo.
El sistema nervioso autónomo controla las funciones involuntarias de las vísceras, tales como la frecuencia cardíaca, la digestión, la frecuencia respiratoria, la salivación, la sudoración, la dilatación de las pupilas y la micción.
Los cambios que se producen en el organismo cuando se activa la alerta, ante un peligro, ya sea real o imaginario, se corresponden con la preparación del organismo para adaptarse al entorno y afrontar el peligro o huir de él.
La ansiedad es, por tanto, una emoción que nos prepara para luchar o huir.
Sin embargo, en ocasiones surgen “falsas alarmas” ante posibles amenazas que no lo son.
Incluso a veces, algunas personas experimentan la activación de su sistema de alerta, sin que exista ningún motivo aparente. También algunas personas magnifican sucesos cotidianos, experimentando altos niveles de ansiedad.
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